top of page
fondo.jpeg

De gonorrea a nea: origen y evolución 

¿Nea? ¿le suena conocida esa palabra? Ahora es el pan de cada día en las canciones de reggaetón,  Ferxxo, Ryan Castro, Karol G y otros artistas la popularizaron, logrando traspasar las fronteras invisibles de las montañas antioqueñas. Parece que cada vez es más común el uso de la palabra nea en cualquier esfera de la sociedad, está de moda entre los jóvenes; sin duda alguna, esto es en gran medida consecuencia del marketing que se ha encargado de venderla a su acomodo, sin embargo, hay toda una historia detrás de lo que es nea. 

​

Así como hoy se utiliza nea en las conversaciones informales, también hay otras palabras que se usan y se usaban desde los ochenta como parce. Las dos palabras están conectadas por lo que se conoce como el parlache un tipo de dialecto que surge en las periferias de Medellín, Luz Stella Castañeda, investigadora especializada en este dialecto cuenta que, se gestó en la época más fuerte del narcotráfico y se usaba para protegerse, en especial para “ocultar información, cifrarla utilizando una serie de palabras distintas”. 

​

En sus inicios el parlache nace en el esplendor de la escena del hampa con los pelados más jóvenes de la vuelta -el negocio del narcotráfico-, muchos de los que trabajaron en las cocinas de droga en la selva, cerca de la frontera Brasil y luego volvieron al barrio trayendo palabras españolizadas como parcero, la cual proviene de parceiro y significa amigo, compañero o cómplice. 

​

En el caso de nea su origen es distinto, estos pelados de barrio que hablaban utilizando el término gonorrea –enfermedad de trasmisión sexual- según Castañeda, la usaban como “una palabra para menospreciar al otro, para ofenderlo, para decirle que era lo más despreciable”. No es claro cuándo la palabra se abrevió hasta convertirse en solamente nea, por su parte, el escritor Gilmer Mesa cuenta que en los años 90 no se utilizaba el término nea, por lo tanto, “no había personajes a los que se les dijera neas, digamos que habría unas equivalencias, que desde los 60 y los 70 fueron camajanes, después fueron ñarrias”. 

​

Con el tiempo el parlache permeó otros estratos socio económicos y por esto se expandió su número de hablantes, como lo cita la investigación El parlache: resultados de una investigación lexicográfica: “la mayor parte de sus hablantes y los que lo usan con mayor propiedad son los jóvenes entre 15 y 26 años. Sin embargo, es importante aclarar que, en este momento, al uso del parlache no escapan los niños ni las personas maduras, ni tampoco los ancianos, es decir, se ha generalizado en toda la población”. 

​

Al salir el parlache de los barrios populares y popularizarse en otros espacios de la ciudad, el dialecto sufrió cambios significativos porque, ya no solo se usaba como un lenguaje encriptado para ocultar cosas del narcotráfico, sino que se le dio un uso lúdico en lugares de esparcimiento donde se reunían jóvenes de estratos socio económicos más acomodados. 

Castañeda apunta a que la transformación de gonorrea a nea se pudo dar debido al momento en que mujeres jóvenes de estratos medios altos querían usar el parlache, pero eran censuradas por usar este tipo de palabras, entonces, se da este acortamiento por convención social ya que, no es el clásico abreviamiento de una palabra. 

​

Esta idea se puede complementar con lo afirmado por el sociólogo de la Universidad de Antioquia Omar Urán: “la palabra nea se empleó mucho para evitar la palabra gonorrea completamente. Decir nea, así como en Estados Unidos no dicen nigga sino n, entonces empieza ahí, la palabra se vuelve más manejable y comienza a circular más rápidamente”. 

En cuanto a su significado, debido a su uso y origen, la palabra nea fue dotada de connotaciones negativas, es común que en el imaginario de los Medellinenses se asociara con pelados de barrios marginales que tienen cierta forma de vestir: ropa ancha, gorra y tenis; parchan en las esquinas, tienen motos como DT, KMX, RX115, RX100, además, se dedican a actividades ilegales o consumir drogas.  

​

Pero no solo su forma cambió, su significado también mutó, paso de solo atribuirle características negativas y para denigrar al otro, a un sustantivo que expresa cercanía entre los hablantes que la usan. Se convirtió en una fórmula de tratamiento entre los jóvenes y es muy común escucharla en sus conversaciones informales del día a día.  

En cuanto a lo anterior, Mesa opina que “designar a una persona con el apelativo nea es muy moderno, es un proceso de gentrificación del lenguaje, en donde los lenguajes barriobajeros toman algunos atributos socialmente más aceptables gracias a la utilización, pero también una utilización colonizadora de clases y es cuando las clases sociales quieren los términos, las modas y un montón de cosas de los pobres sin los pobres”.  

​

Uno de los factores que más ha influido en lo que Gilmer llama “la gentrificación del lenguaje” es la música,  en especial el reggaetón, es común que en la letra de las canciones se hagan referencias explicitas al hampa y sus dinámicas, y por obvias razones, se dé el uso exacerbado de la palabra nea, así mismo, los cantantes han tomado características de la estética popular y barrial para surtir la propia.  

​

Este uso de lo nea en la industria musical que hoy representa a Medellín ha contribuido a la configuración del imaginario de lo que es, otros podrían decir que lo ha desdibujado, lo cierto es que se puede identificar es su uso y buenos resultados que ha dado para el marketing y redes sociales.  

​

Esto ha logrado que se maximice la popularidad de lo nea y se expanda transfronterizamente unos estereotipos de lo que se supone es, porque como lo explica Mesa se termina convirtiendo en “una apropiación que cierta clase social ha hecho de términos de otra, porque incluso, aunque se utilice de otra forma, sigue siendo de alguna manera peyorativo”. 

bottom of page